Hace poco más de cuatro meses inicié la lectura de una obra de Carlos Perozzo. Después de varios intentos para referenciarla y tratar de desentrañar su contenido y su argumento, por fin logré hallar la manera de abordarla. Era demasiado sencillo; aunque debo asumir que la academia enseña una forma esquemática para abordar la literatura, de manera casi científica, necesaria para el sustento de la interpretación hermenéutica, socio critica, psicológica, etc, dependiendo del modelo de análisis seleccionado, reconozco que en esta ocasión fue preciso dejar de lado cualquier intento de esquema, porque la novela misma no permitía otra opción que la de seguir su lógica – si es que la tiene- la lógica del no sentido, de la locura, la esquizofrenia: la demencia.
Entendí que “se trata de ubicar el evento soteriológico en el cronotopo preciso, sin mitologemas” como asegura “El Enano” “falsamente serio” en uno de los apartes de la primera parte; con lo que ese mismo personaje, llamado realmente (en la pseudorealidad de la ficcionalizacion de hechos posiblemente ciertos que podríamos acotar como verosímiles o cuasi reales) Victor Espitia , me revelaba como pauta para atreverse a continuar con la lectura del psicorelato masoquista y burletero, que en medio de sus líneas enloquece con verdades bien contadas y posibilidades entrecruzadas de ficción y realidad.
En forma breve, diré que el argumento gira en torno a la vinculación de un joven a un movimiento universitario de izquierda y a su historia de amor con una joven miembro del mismo, sólo que en medio de lo que parece ser una anécdota común aparecen figuras problemáticas con tendencias metafísicas y un poco descabelladas, como la aparición de un hombre que imagina todo lo que sucede y a todos sus actantes y que es producto de la imaginación de uno de los que él mismo imagina. Waldemar Vivar es el personaje central de la narración, y es quien imagina al hombre de la gabardina blanca que lo imagina a él –en este punto ya estoy metido en un embrollo mental que no se como voy a solucionar para el lector de esta reseña.
La novela se sustenta en la entrada de un primíparo a la universidad, que desde el inicio se enamora de Lavinia González y Heredia, conocida en el ámbito académico como “la ricahembra, pisagüevos, mederrites, sorlujuria, chimbaloca, goteleche, coñomagno, polvoarrecho y la flecha, pues su envidiable cuerpo de diva no puede menos que despertar en todos los machos a su alrededor un profundo deseo de fornicar con ella. Por medio de “la ricahembra” Waldemar entra a ser parte de “el MAR” un grupo estudiantil que se dedica a hacer política revolucionaria dentro y fuera del alma mater, conformado por un número pequeño de miembros que terminan siendo el resto de personajes de la novela: Victor Espitia, Clodomiro Carrasco, Francisco Barrientes y “El Tímido” . Ahhh, y el Hombre de la gabardina Blanca (personaje sumamente importante porque la novela inicia con este individuo parado en la puerta observando cómo se desgrana un terrible aguacero en la fría ciudad de Bogotá.
Es en verdad difícil solucionar el problema del verdadero argumento de la novela, porque en medio de su linealidad empiezan a aparecer fragmentos de pasado que cambian totalmente lo que hasta el momento de su aparición se daba por sentado, con lo que es necesario empezar de nuevo a armar el conglomerado de acciones (proceso que sigue hasta el final de la novela, en la que uno se da cuenta que todos los posibles argumentos son válidos y mentirosos a la vez), pues “todo eso no podía ser cierto, pensaba Waldemar, era una historia apócrifa, inventada por un chiflado que jugaba a hacer crucigramas con su pasado, y a rellenar con cualquier palabra los espacios en blanco…” (pág. 209)
En Juego de mentes Carlos Perozzo revela los complicados juegos discursivos de los movimientos estudiantiles revolucionarios, sus luchas, y las inconsistencias ideológicas que los sustentan; y lo hace a través del MAR, porque su conformación está dada por un grupo de individuos con particularidades y personalidades tan diferentes que es imposible que dentro de la novela se puedan poner de acuerdo en una sola de sus ideas, ideas que se enfrascan tarde o temprano en la discusión de si las malditas manos de un pianista actúan o no por cuenta propia, o si por el contrario, son la condensación de la técnica artística musical llevada al plano de la perfección por el músico e interprete de piano Alden Mcastro.
En este ámbito transcurre la novela, en un ir y venir de ideas del MAR sobre la independencia de los individuos y sus capacidades artísticas, mentales, políticas etc; sustentadas en contrarios como la predestinación y la influencia de fuerzas ajenas a lo humano que confabulan para meternos en el mismo embrollo en el que Carlos Perozzo nos mete con esta novela, un embrollo que en medio de líneas nos señala que en las revoluciones estudiantiles “ Se cae en la horrible trampa en que caen los hombres, cuando con sus actos buscan reafirmar su débil entidad y sólo consiguen el precario resultado de su enfrentamiento contra otros, algo que los hunde definitivamente, aunque están lejos de aceptarlo.” (Pág. 184) a la vez que define con certeras palabras el verdadero sentido de las luchas revolucionarias que siempre se han ganado un espacio en su vida, y de las cuales, la literatura es una de las más acertadas formas de hacer protesta, no contra un sistema, sino contra las formas de represión de pensamiento que en ocasiones vienen de uno mismo: “Una revolución se hace, no sólo para cambiar las condiciones en que viven los hombres, sino para cambiar al hombre mismo. Si no, no vale la pena la lucha y es mejor quedarse uno en su sitio, bebiendo aguardiente, hablando de la imposible solución de los problemas de la humanidad y haciendo uno mismo su revolucioncita particular, como yo la hago, gozando del sexo sin represiones de ningún tipo y alcanzando esa cima de hombre-mujer y mujer-hombre que propone el maestro Shakespeare en su As you like”. (Pág. 154)
En esta novela, existen grandes ejercicios de escritura que también hacen parte de la propuesta general, la demencia, pues tanto en la forma discursiva y el tono que asume el narrador se presenta la ironía y la burla, pero también la reflexión y la duda de si todo en lo que se basa la realidad del hombre contemporáneo es realmente cierto, o si por el contrario, las razones metafísicas de la posibilidad de ser espectros virtuales de otras esencias o de otros seres se hacen evidentes ante nuestra mirada atónita y perpleja, imposibilitada para el acto y preparada para la sumisión absoluta.
Ya en el nivel propio de la escritura, en algunos apartados de la novela se presenta la información bajo la figura de la escritura permutante, de la que hizo gala Julio Cortazar, escritura que permite la interpretación tanto de izquierda a derecha, como de arriba hacia abajo sin alterar el sentido y la significación, con lo que la propuesta de la Demencia se amplia el campo del diálogo entre la mente del escritor mismo y la mente del lector, como en un juego de mentes que se ve representado a la vez en el juego de mentes que entablan el hombre de la gabardina Blanca y Waldemar Vivar.
En este sentido, la novela se abre al plano de la realidad y de la ficción al mismo tiempo, porque dentro de la novela, Waldemar imagina que el hombre de la gabardina blanca es un espectro que viene a revelar la verdad del asesinato de Lavinia González, a vengar su muerte, pero que también lo imagina a él y que él imagina que lo imagina, como en un juego en el que ambos son ficticios y complementan la verdad de las cosas en el encuentro de sus dos ficciones en la mente de un tercero, que sí es real – esta afirmación es un tanto demente porque el tercero sería el narrador, que en ciertos apartados parece ser Waldemar, y en otros el hombre de la gabardina blanca- con lo que sigue el maldito embrollo en el que estoy metido como un cuarto personaje que tiene que jugar el juego de la mente del Carlos Perozzo que se entromete en la narración y aporta a la construcción de sentido en la que todos los personajes -incluido el lector, es decir, Yo- participamos activamente inventando los actos de los otros personajes, imaginando sus muertes, resucitándolos cuando sea necesario, metiéndonos en sus pensamientos para manipularlos, y entendiendo que finalmente todos somos producto de la imaginación de un hombre de gabardina blanca que tiene una pistola parabellum y que está parado en una puerta observando cómo un terrible aguacero se desgrana por las calles de la siempre complicada ciudad de Bogotá en espera de que escampe para poder ir a matar al asesino de la “ricahembra” que nadie sabe quien mató, pero que todos aman y desean.
¡Estoy metido en un laberinto!, si hay alguien ahí afuera que después de leer este embrollo puede hallar la clave para salir libre de esta “jerigonza citadina, agresiva, malhumorada, por donde transitan su frustración los humillados y vencidos, los que llegaron engañados por las luces nefastas de un progreso de mentiras, atraídos a la ciudad de corazón de pavimento, abandonando pueblos y veredas donde por lo menos los excrementos de la sociedad de consumo no se extendían a sus ojos como un infinito basurero”, por favor ayúdeme, porque ya no puedo siquiera imaginar otro tiempo metido de cabeza en esta “ Horrible magma, donde todas las carencias y las infelicidades se juntan,(…) viacrucis por donde tanto burundú-burundá, tanto papagayo envanecido, donde se han abrazado las bestias de dos espaldas chapaleando una fraternidad sanguinolenta” mes esperan para seguir descifrando las paredes por donde tarde o temprano –tal vez nunca- saldré para que mi mente juegue con libertad por otras letras, otros laberintos, por otras calle “pávida espectadora de asesinatos y violaciones, calle engalanada hasta la humillación por un pandemónium de rechinantes colores y por la gris pancromía de las fachadas, feroz mazacote arquitectónico” como esta novela, que me atrapa y no me suelta, que envenena los sentidos y los inyecta con un néctar pútrido de buenas letras, corrosivas y vulgares –dirán otros.
¡Por favor, que alguien me saque de este embrollo y asuma con su carne el despotismo mental que ésta novela trae! Tal vez después asuma el riesgo y lo rescate.
Omar Gonzáles.
Ficha del Libro. Perozzo, Carlos. Juego de mentes. Bogotá : Plaza & Janés, Editores Colombia, [1980].
John Tresch. La razón de la oscuridad de la noche
-
John Tresch.
*La razón de la oscuridad de la noche.*
Traducción de Damià Alou.
Anagrama. Barcelona, 2024.
*A principios de febrero de 1848, los periódi...
Hace 8 horas
Considero a "Juegos de mentes" una de las mejores novelas escritas en Latinoamérica, sé que es una reseña escrita con varios años de diferencia con el comentario que ahora escribo, pero me parece que no hay una forma más correcta de abordarla que bajo su propia lógica y no una externa. Excelente novela en la que Perozzo nos pone a buscar la solución de un dilema resuelto desde el principio de la obra.
ResponderEliminarAdemás de alegrarme encontrar al menos una referencia sobre este escritor en la red, me parece que su reseña refleja lo que como lector percibí al leer esta novela.
Le comento mi estimado Omar Gonzáles de que vengo buscando ese libro hace mucho tiempo atrás!!! lo leí hace mucho tiempo y por cosas del destino se extravió, ya quisiera nuevamente tener esa obra de arte.
ResponderEliminarQue cosas, yo tambien me leí el libro hace un tiempo, pero el libro -el cual cuidada mucho- se me perdió faltando una pagina para terminarlo! ja que juego de mentes me dejo en la cabeza...
ResponderEliminar