miércoles, 3 de diciembre de 2008

“LIMPIOS Y COMUNES”

“A uno no lo vencen cuando lo matan o lo dejan herido, sino cuando uno llega a sentir que está en manos del otro”.

“Limpios y comunes” es el titulo del segundo capitulo de Trochas y fusiles. En este, Alfredo Molano sigue la línea trazada en “Isauro Yosa, el Mayor Lister”, es decir la reelaboración lingüística de los testimonios recogidos cuando sucumbió en las entrañas de “Casa Verde”, la antigua sede del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

En esta ocasión, Molano le sede el turno a otro narrador. Ya no es Isauro Yosa quien lo hace. Ahora es un veterano guerrillero quien asume esta función. Por ello, sustituye la visión de mundo del Mayor Lister por la de Munición, un ex-liberal, quien se centra en contar la historia de su primo, Pedro Antonio Marín: sus aspiraciones, las razones de su levantamiento, su rol como guerrillero liberal y su incursión dentro de las filas de las FARC.

La narración, tal y como la presenta Molano, comprende dos partes. Estas son plenamente identificables para cualquier lector en tanto comienzan con los subtítulos de “Los Marín” y “Los Loaiza”. La razón de estos se encuentra emparentada con la necesidad, por una parte, de especificar los personajes que intervienen, y por otra, de diferenciar dos momentos en la vida de Pedro Antonio. En últimas, esta aparente ruptura no anuncia una alteración en la narración. Tan solo un enriquecimiento de la historia con nuevos elementos, la cual se hace más compleja de interpretar si el lector no lee la parte que la antecede.

El ejercicio represivo y terrorista que agenciaban los conservadores en aras de perpetuarse en el poder y que ejecutaban los “chulos” y los “pájaros”, se constituye en el motivo estructurador del testimonio de Munición. Así él justifica los levantamientos armados, la formación de las primeras guerrillas y la constitución de las FARC. Para configurar esto, el narrador sitúa al lector en el contexto de la violencia bipartidista, la cual sustenta los primeros levantamientos de liberales. Entre estos, él reseña el de su primo Pedro, quien ante la encrucijada que le planteaba la situación prefiere asumir las armas.

“No puede ser que ninguno nos encaremos, que ninguno nos levantemos. Yo creo que yo se me voy a meter en esas cosas, vamos a ver con quien hablo y qué acuerdo hacemos para salirles a los godos. Hay mucho muchacho como yo que se mamó de andar escondiéndose y pidiendo perdón por lo que no ha hecho” [59].
De la misma forma, Munición referencia la situación de los Loaiza y los García, quienes también se alzaron, y con quienes Pedro y su gente empezaron a formar “un movimiento en armas contra el gobierno conservador” [70].

La formación de las primeras guerrillas contribuye al establecimiento del motivo señalado. Este proceso se da cuando se cristalizan las relaciones entre Pedro, los Loaiza, los García e Isauro Yosa, un comunista procedente de Chaparral con más de doscientos hombres y unas cuantas familias. Pese a lo grandes avances logrados, la dicha duró poco; la posibilidad de concretar un bloque grande de resistencia en el sur se comenzaba a frustrar: “entre Liberales y Comunistas había unas diferencias supremamente grandes, comenzando por todas las cosas” [79].

Las tensiones llegaron a su límite cuando el directorio liberal le orienta a sus hombres sacar a los comunistas de la región [80], lo cual motiva una división. Pedro forma un nuevo Estado Mayor, o sea una nueva guerrilla, la cual guardó distancia con los liberales y con los comunistas. Con el tiempo, estos últimos comenzaron a acercarse y a encontrar afinidades, lo cual concluyó con la constitución de las FARC que finiquita las diferencias entre liberales y comunistas y los alindera alrededor unas reivindicaciones específicas.

Todo el proceso descrito por Munición esta impregnado por la constante de la confrontación; por la lucha entre preservar la vida y garantizar los medios para prolongarla en el espacio y el tiempo. Afortunadamente, el narrador expresa esto de una forma particular, que pone de relieve las implicaciones de asumir las armas y el miedo como factor inherente a la condición humana. Estos aspectos nutren el testimonio de Munición con elementos que ponen de relieve las fricciones internas de un proceso compuesto por hombres, y que lo alejan de las crudas razones que justifican los conflictos armados.

De esta forma, Alfredo Molano ratifica el propósito sugerido en “Isauro Yosa, el Mayor Lister”: proponer una nueva forma de narrar, la cual apela a las palabras de otros para configurar la noción de personaje y narrador, y con ello, trasmitir historias de vida que den cuenta de los sufrimientos, contradicciones y problemas a los que están abocados los hombres que tomaron la decisión de salvaguardar la vida por medio de las armas.

Juan Gabriel Bermúdez

Ficha del libro: Molano, Alfredo. “Limpios y comunes”. En: Trochas y fusiles. Bogotá: El Ancora Editores. 1999. Paginas 51-85.

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