domingo, 12 de octubre de 2008

SIN NADA ENTRE LAS MANOS DE HÉCTOR SÁNCHEZ

Da la impresión de que hacia la década de los 70 la gran mayoría de los novelistas colombianos se dieron a la tarea de repensar el fenómeno de la escritura del realismo mágico, buscando derrocar el macondismo – para decirlo con Luz Mary Giraldo - y los mundos arquetipales que aquel había construido. Desde su triunfo en el concurso Esso de novela –que en ediciones pasadas había ganado también el premio Nobel colombiano – y en casi toda su profusa producción literaria, Héctor Sánchez se suma al ejercicio insurreccional frente a los tentáculos de García Márquez. En Sin nada entre las manos (1976), el escritor de El Guamo se entrega incondicionalmente a una escritura realista clásica con la que pretende recuperar al detalle el devenir de un pueblo huérfano de procesos de modernización.

Siguiendo esta revitalización de una forma de narrar decimonónica, en la novela es recurrente el uso de las descripciones fidedignas, en especial acerca de los procesos cotidianos de un pueblo de tierra caliente. En este empeño por coleccionar detalles, el curso de la historia se detiene y el tiempo de la lectura se hace paulatinamente lento: imbuido en la lógica descriptiva, una carrera de bicicletas (motivo recurrente en la novela) por ejemplo, requiere de un gran número de páginas, muchas de ellas tal vez innecesarias. El problema de la representación del universo en la novela no sólo se deriva de esta parcelación exhaustiva de la realidad sino del matiz mismo con el que se trabajan las descripciones, dirigidas más a la construcción de una vivencia externa que de una ontología interna. Así, en lugar de la búsqueda de los intersticios de la personalidad de Teléforo Númas – quien parece ser el personaje principal – se exploran, entre otros, los cambios de posición en la carrera de bicicletas, el movimiento de vielas y tornillos, la exótica bajada de los ciclistas a tomar cerveza y los comentarios de quienes esperan con expectación a los corredores en el pueblo; en vez de profundizar en los conflictos entre las autoridades locales, se le da un nivel de rencillas provincianas a las contradicciones de esos personajes dueños del poder local. Todo se articula con base en una mirada horizontal de la sociedad y tal vez es por esta actitud narrativa por la que se abigarran acciones y seres ficcionados.

Sin hacer un programa narrativo exhaustivo de la obra, se puede descubrir por ejemplo, entre los eventos que se llevan a cabo, la fundación del cine, la llegada del ruidoso carro de Mr Morgan (un gringo que vive en el pueblo), la celebración de las fiestas municipales con corrida de toros incluida, la inauguración del correo, los problemas en las campañas electorales, las peripecias del norteamericano en la fiesta, el intento de asesinato de Capitolino a su pareja, los preparativos y la puesta en marcha de la primera carrera de bicicletas, los rumores de los amores de Mr Morgan con la hija de don Nicasio, la segunda carrera en bicicleta en la que sale victorioso Teléforo Númas, la construcción del velódromo y el desclasamiento de Teléforo Numas.

De igual manera, los personajes son múltiples y se entrelazan aleatoria y en algunas ocasiones fugazmente. Como sucede en las obras de Balzac, la vasta cantidad de caracteres incluidos en la novela pretenden dar un fresco de la sociedad del momento: cada uno de los representantes del pueblo calentano en el que se desarrollan las acciones tiene su lugar en la novela. Pero el eje organizador parece diluirse en ciertas oportunidades y en ese entrelazamiento profuso de caracteres, no se alcanza a configurar ni una figura sólida, ni un conflicto representativo. Por esta razón, es perfectamente entendible el olvido al que se someten algunos personajes (como el sacerdote o Zenén Pedraza, o incluso la misma Belén Suico) quienes, sin perjuicio para la narración, luego de haber jugado un papel casi protagónico se convierten paulatinamente en figuras etéreas.

Todas estas características permiten sugerir que Sin nada entre las manos ha retomado algunos de los elementos del realismo decimonónico y los ha reelaborado concientemente. El riesgo que parece correr Héctor Sánchez en esta novela, es el de revitalizar el costumbrismo, una forma de escritura derivada del realismo que hacia la década de los 70 – fecha en la que se publica la novela – era ya anacrónica. Esta imputación no sólo puede ser expuesta por el hecho de que la novela haga énfasis en las costumbres locales, sino por la materialización de algunos mecanismos lingüísticos similares a la narrativa de la primera década del siglo XX.

En el primero de los casos, con el deslumbramiento provinciano ante la llegada de nuevos inventos y el folclorismo que en algunas ocasiones se filtra – como cuando Mr Morgan participa en la corrida de toros, o en el mismo desarrollo de las carreras de bicicletas -, pareciera estar renovándose el exotismo que tanto degustaron los lectores europeos, y que creó su propio mercado en el viejo continente. En cuanto al lenguaje, si bien existe un manejo cuidadoso por parte del narrador intradiegético (un aspecto renovador frente al realismo decimonónico), el uso de expresiones coloquiales que pretenden construir a los personajes del pueblo – y los que han llegado a él – acerca mucho a la obra a formas narrativas de antaño. Por ejemplo, en estilo indirecto se le escucha a Mr Morgan decir “yo no haberle entendido mayormente su discurso, señorita, pero lo comprendo, oh sí, lo siento”(36), o al narrador “grandiosa la muchacha, lástima que jorobara tanto con los celos” (39) o “ni por el putas y ni siquiera por las malas” (103).

Con el ánimo de consolidarse como una voz diferente al realismo mágico, Sin nada entre las manos, adaptada a la televisión y con 3 ediciones diferentes, repiensa el realismo clásico y en su aventura parece tender fuertes lazos con el costumbrismo. En esta tarea desmiente los postulados de Sklovski en tanto la literatura ya no es evocación sino reconocimiento de una realidad, e incluso los del Kundera que afirma que el género novelístico debe explorar facetas no encaradas del ser humano: en eso puede radicar al mismo tiempo su fortaleza y su carencia.

Leonardo Monroy Zuluaga

Ficha del Libro: Sánchez, Héctor. Sin nada entre las manos. Barcelona: Editorial Planeta, 1976.

1 comentario:

  1. El comentario de Leonardo Monroy a la novela de Hèctor Sànchez es justo, equilibrado y crìtico. Pone en tela de juicio los soportes de la literatura regional, basada en el realismo, anacronismo y modo oral. Excelente texto.

    Gabriel Arturo Castro

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