sábado, 27 de septiembre de 2008

“LOS DIENTES DE CAPERUCITA”, DE ANDRES CAICEDO*: VAMPIRISMO E IRREVERENCIA NARRATIVA

La ciudad de Cali Colombia vería nacer en 1951 a un ciudadano bautizado como Luís Andrés Caicedo Estela, para luego verle morir, 26 años después, por efecto de una sobredosis de medicamentos. Desde los trece años, ese mismo Andrés, comenzaría a demostrar sus dotes y a despertar especial interés por la literatura, la música, el teatro y el cine, tanto así que a esa edad publica su primer cuento titulado “El silencio”. Transcurren los 60`s con sus turbulencias y actitudes irreverentes de generaciones juveniles ávidas de nuevas emociones, revolcones artísticos y sociales; llegan los 70`s y por supuesto Cali no podría estar ajena a esos virajes, que Andrés Caicedo supo recrear a través de su producción artística, e incluso hoy sigue dando de qué hablar.

En el presente texto me adentraré en algunos rasgos ideológicos y de estilo perceptibles en el cuento “Los dientes de caperucita” del mencionado autor caleño. Este relato fue publicado en primera instancia hacia el año de 1969 y pasaría luego a conformar la famosa colección de cuentos titulada Calicalabozo. En dicha producción, es notoria la irreverencia, el ánimo contestatario, la exquisita ironía por medio de la cual el autor plantea su visión de mundo y la concepción artística. Una visión producto del legado de vastas lecturas de expresiones de calidad, como Allan Poe, Lovecraft, el cine de Alfred Hitchcock, la melomanía por los Rolling stones y la salsa. La obra de Caicedo está configurada en gran medida por epígrafes, citas, pasajes de letras de canciones, alusiones al cine de terror, entre otras influencias.

En “Los dientes de caperucita” el escritor pinta una postal de Cali de la época, tratando de expresar lo notable de su ciudad natal, pero a la vez, con sus letras crudas y directas, emite una voz de protesta frente a la política, la cultura y la sociedad en general. Pues en Cali, en los 70`s, no todo era paraíso, y quién más que Caicedo para mostrarnos las dos caras de esa urbe: por un lado, la música, la idiosincrasia del pueblo, las manifestaciones artísticas, la gran dirigencia deportiva; por otro, el hambre, el hampa, la drogadicción, la promiscuidad, la violencia, etc. Variedad de temáticas que con la mezcla de crítica y humor, se convierten en un reto interesante para comprender la propuesta de este escritor. El mismo Caicedo parece hacer parte de esa Cali compleja, e invita al lector a analizar sus problemas con la droga, el sin sabor de la vida, el delirio, la pena de amor; todo esto lo realiza haciendo uso del carácter polifacético que le brinda su competencia cultural, para salpicar su producción literaria de los diversos lenguajes que circulan en la sociedad (cine, televisión, teatro, música.)

Esa era la Cali que Andrés recreaba con sus escritos, con ese tono entre la alabanza y la mordacidad, como lo muestra el siguiente pasaje del relato: “pero no quería armar un escándalo con todo lo caído questoy (sic) con la gente de Cali…” (134); entre lo culto y lo inculto, la expresión sin adornos, sincera, transcripción de la oralidad hecha arte; al diablo con frías normas gramaticales y de estilo, así ese realismo se mostrase crudo, morboso y visceral.

Al parecer, Caicedo se esconde en “los dientes de Caperucita” para presentarse cual víctima del desenfreno sexual que invade a la juventud caleña de la época: todo el cuento transcurre en ambientes nocturnos, rumberos, de constantes encuentros sexuales e intercambios alucinógenos, que llevan al protagonista principal a experimentar sensaciones, en especial la desdicha, que después confiará a un amigo de copas y cigarrillos.

En cuanto a la estructura narrativa, parece que el relato se mostrase en su génesis, dando visos de una ausencia de organización de la trama; es decir, únicamente se presenta la historia tal como originalmente hubiera sido pensada para narrarse; pero este aparente desorden se plantea como un sesudo reto para desenvolver la madeja del hilo narrativo, cargado de tensión, emociones fuertes, conflictos psicológicos y físicos, delirios por el cuerpo y la sangre.

En síntesis, esta narración de Caicedo nos invita a conocer a un escritor, si se quiere estigmatizado, citado esporádicamente en antologías cuentísticas nacionales, textos escolares y planes de estudio de las instituciones educativas; pero eso si, un productor de letras, ficciones y mundos posibles aventajado e irreverente. La invitación es a ingresar al bosque de cemento que pinta el fallecido caleño y encontrarnos con la figura de caperucita: pero no la que conocemos a través de los cuentos tradicionales, sino una real, que puede estar a la vuelta de la esquina; aunque en esta oportunidad sólo sea un personaje de papel.

José Alejandro Lozano Cardozo
alejocar23@yahoo.es

Ficha del libro: Caicedo Estela, Luís Andrés, “Los dientes de caperucita” En CALICALABOZO. Bogotá: Editorial Norma, 2003.

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