Tal vez, el poema que mas identifica a de Greiff sea “Relato de Sergio Stepansky”. Esta grandiosa apología a la liberación humana es fácilmente recordada por las líneas que la presenta “Juego mi vida, cambio mi vida./ De todos modos/ la llevo perdida …”. Estos versos iníciales están cargados de un total desinterés sobre el existir, hecho contrastante con el imaginario colectivo de la sociedad colombiana, caracterizada por el apego férreo a las convicciones religiosas.
La estrofa anterior, es tan solo el comienzo de una oda desafiante a las costumbres imperantes de la época. Lo que viene después, es “un total desprecio a todo lo terreno” por parte de la voz poética; ese camino lo lleva a poner su vida en juego, en lugares inesperados “en una alcoba, en el ágora, en un garito / en una encrucijada, en una barricada, en un motín”. Realmente, lo importante es asumir el riesgo a la muerte y a la desaparición ya que en la voz de Stepansky “todo, todo me da lo mismo:/ todo me cabe en el diminuto, horrido abismo/ donde se anulan serpentinos mis sesos”. Este último fragmento demuestra en de Greiff, el buen manejo que da a la palabra, la cual es empleada de manera precisa, otorgándole al poema esa musicalidad perfecta y ese gusto particular de ser leída en voz alta.
Del mismo modo, en medio de su frenesí, el poeta empieza su campaña burlesca a la Historia y a sus personajes más representativos, sean estos reales o parte de las mitologías universales: no le interesa ponerse en el mismo nivel de Carlos de Inglaterra, Cleopatra, o el mismo Carlomagno. Por lo mismo, es igual a Jesús, Sigmundo, Jacob –aquel referente bíblico que de Greiff asocia con el plato de lentejas–; mucho menos se detiene a dar juicios de valor entre un collar, once gatos de Angora y una saeta. No olvidemos que “todo da lo mismo”
En medio de todo, Stepansky es consiente que su grado de locura supera el límite, y por lo tanto pronuncia en tono suplicante un reemplazo de su presente, pasado y futuro, un nuevo destino, un mejor porvenir; no desconoce que este paso es casi imposible por lo que exige al menos:
¡…dos huequecillos minúsculos
–en las sienes– por donde se me fugue, en griseas podres,
toda la hartura, todo el fastidio, todo el horror que
almaceno en mis odres…!
Nada desvela al poeta en todo su trasegar; la actitud propia del aventurero, del vividor, del transgresor de las normas convencionales se ve reflejada en cada parte del texto. La figura del ser humano es de por si irreverente, capaz de sobrepasar fronteras y tantear espacios muy poco explorados. Es en este canto anarquista, en el que León de Greiff insta a la perversión del ser, al viraje de sus convicciones y a la libertad…esa a la que –según él– se puede acceder tan solo jugándola en la ruleta del destino y echando a rodar la bola.
–en las sienes– por donde se me fugue, en griseas podres,
toda la hartura, todo el fastidio, todo el horror que
almaceno en mis odres…!
Nada desvela al poeta en todo su trasegar; la actitud propia del aventurero, del vividor, del transgresor de las normas convencionales se ve reflejada en cada parte del texto. La figura del ser humano es de por si irreverente, capaz de sobrepasar fronteras y tantear espacios muy poco explorados. Es en este canto anarquista, en el que León de Greiff insta a la perversión del ser, al viraje de sus convicciones y a la libertad…esa a la que –según él– se puede acceder tan solo jugándola en la ruleta del destino y echando a rodar la bola.
Muy interesante la forma de ver el poema. Había considerado que era una visión escéptica de la vida pero no había notado que es una invitación a vivirla de una manera más plena.
ResponderEliminarexcelente texto Juan Carrillo
ResponderEliminarMuy completo e interesante. Gracias!
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