jueves, 31 de diciembre de 2009

UN CANTO UNIVERSAL A LA SOLEDAD

“Hoy he estado solo sin ti
Mañana el día estará solo sin nosotros”
Jorge Ernesto Leiva

Desde siempre los seres humanos hemos sido víctimas del tiempo y sus enfermedades. El olvido y la muerte están a la orden del día. Pero también lo está la soledad, con su mirada soñadora y su sonrisa gris, presta a posarse en nuestro pecho cada vez que el tiempo nos arremete con sus giros inesperados.


Y yo me pregunto entonces ¿Quién sobre la faz de la tierra no ha sentido anidar en su esqueleto el letargo de la agridulce soledad? Esa enfermedad silenciosa que nos exilia en nuestras propias entrañas y nos invade con su nostalgia o con su agitada espera.

La respuesta es obvia… y lo es más aun, cuando topamos con obras literarias como Poesía de ausencia del recientemente fallecido poeta tolimense Jorge Ernesto Leiva, quien nos brinda a través de sus versos, una mirada profunda por los lugares más inhóspitos de nuestra aclamada y odiada soledad.

Este título compuesto por 14 poemas es uno de los apartes del libro Diario de invierno publicado en 1992. Dichos poemas representan un recorrido placentero y conmovedor por las distintas rutas del abandono y la ausencia que habitan potencialmente en todo ser humano.

En cada uno de ellos, el poeta sabe transmitirnos el vacío que deja a su paso el tiempo, bajo los rostros de las más diversas circunstancias. Sea la ausencia que palpita cada vez que abrazamos las cenizas de un pasado ya imposible como en aquel poema donde dice:

“Madre se que la casa está muy sola
Pero voy a golpear
Para que tú me abras
Qué más puedo hacer
Si aun tengo derecho a la fantasía”

La del hombre que adolece de compañía y entonces clama:

“Déjame levitar sobre tus olas
Y vivir en el letargo de tu brujería
Llenar tus sitios y tus fechas
La posibilidad del crepúsculo
Y la cita previa de las expectativas
Déjame
Vencer esta inútil paz improductiva”

O simplemente el ansia que nos invade cuando esperamos de vuelta a la vida cifrada en quien se ha marchado:
“Siguen pasando los días y los días
Abriendo sus ventanas de cielo
Y yo solo muy solo
Con un viejo recuerdo
Aspiro de nuevo el abrigo de palpitaciones infinitas
Quién supiera este dolor
Quién lo compartiera conmigo repartido en canciones
Cuelgo en un lucero
Mi sombrero de angustia
Y me voy sin olvidar la cita vesperal
Donde no la encuentro ni en la noche ni en el mar”

Como bien hemos podido observar en estos fragmentos, Leiva consigue por medio de un lenguaje fluido y libre de artificios pretensiosos, que cada una de sus palabras goce simultáneamente de la simpleza y la complejidad. Lo cual deja como consecuencia, una poesía rica en imágenes cotidianas sublimadas, que nos sumergen en la experiencia viva de la ausencia.

Por otro lado, es importante resaltar la capacidad del autor para abordar dicha temática desde una amplia variedad de posibilidades, que le permiten explorar a cualquier lector, los distintos matices de esta condición humana a la que estamos expuestos por parte del desamor y del tiempo.

Siendo así, estamos ante uno de los mejores poetas colombianos. Un poeta sabe esbozar de manera magistral un retrato desnudo de la soledad, en el cual se logran ver reflejadas todas las experiencias de los que alguna vez la hemos padecido, es por ello que podemos tener esta certeza: “poesía de ausencia” es sin lugar a dudas, un sentido canto universal a la soledad, que nadie debería pasar por alto.

Damian Guayara Garay

Ficha del libro:
LEIVA, Jorge Ernesto. Poesía de ausencia. En: Diario de invierno. Bogotá: Letra capital colección de poesía, Ediciones Tiempo Visible, 1992.

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