Intersticios, el primer libro de cuentos del escritor Elmer J. Hernández, publicado en abril de 2003 por la corporación Germinar, presenta, entre los seis textos que contiene, una historia muy singular titulada “Un viaje a través de su cuerpo”.
Esta, sin escaparse de los umbrales de la cotidianidad, reelabora las contracciones de un hombre que se debate entre el deseo de amar y la frívola racionalidad.
El título, el cual en apariencia nada tiene que ver con la trama del cuento, no devela mucho en su primera lectura.
Tan solo, y eso que sesgando a una las varias interpretaciones sugeridas, anuncia un desplazamiento por la humanidad de alguien, pero sin la certeza de qué tipo de recorrido es el que va a emprender el lector o sobre el cuerpo de quién…
De esta manera, el título en últimas, se convierte en una fuente de incertidumbres, las cuales el lector las va a tener que solucionar a lo largo del viaje que plantea el escritor.
No obstante, y para precisar la ambigüedad insinuada por el título, el narrador del cuento delimita el campo sobre el cual se va a mover.
“Cuando advierto su presencia soy feliz porque con ella la vida es de otro color. Empieza por dibujar una sonrisa en mis labios, después se desnuda tan despacio como para prolongar hasta la eternidad su rito de amor y luego vienen a mi trasfigurada en un raudal apocalíptico donde me veo a merced de su afán y donde ella se cree a merced del torbellino de mis anhelos…”.
Así específica que el recorrido sugerido por el primer índice del texto, hace referencia a un viaje de carácter erótico. El empleo de la primera persona (soy), de cualidades eminentemente humanas (feliz) y de pronombres (ella), le permiten al lector identificar, de forma parcial, a un hombre y a una mujer como los personajes de la narración, lo cual se ratificará a lo largo de la lectura, por cuanto el escritor, explotando la descripción explicita (digresión), los construye plenamente, define sus rasgos caracterológicos y las contradicciones a las que están sometidos.
Aunque gran parte de la narración es lenta, las digresiones no distorsionan el hilo del cuento. Cada detención que el narrador hace, bien sea para describir el ritual de amor en el que se encuentra o para expresar “silenciosamente” sus cavilaciones, enriquecen el rumbo de la historia.
Estas le proporcionan los elementos suficientes al lector para identificar en el título el motivo central que justifica la contradicción del personaje principal, el cual, a través certeras aceleraciones de los hechos, encuentra un desenlace oscilante entre la necesidad de matar y el deseo de amar.
La ambientación lograda a través del desarrollo de la historia y el final sorpresivo, son rasgos destacables en “Un viaje a través de su cuerpo”, pero el cuento no se reduce a estos dos elementos.
En él, también subyace la angustia por el exacerbado privilegio de la razón, la cual limita los placeres más triviales y convierte al amor, en este caso, en un asunto frívolo susceptible de justificación alguna, al mejor estilo del calculador que espera que nada se le salga de sus predicciones, ni siquiera el mas mínimo latido del corazón.
En definitiva, el cuento del escritor Elmer J. Hernández reclama el derecho a la lectura, pues es el producto de un esfuerzo por poner en aprietos al lector, explotar los recursos narrativos, asumir la cotidianidad como el escenario donde se presentan las contradicciones del ser y proponer los riesgos de la excesiva racionalidad.
Gabriel Bermúdez
Ficha del libro: Hernández E. Elmer J. “Un viaje a través de su cuerpo”. En: Intersticios. Germinar. Ibagué. 2003. Páginas 47-56.
Norman Lebrecht. ¿Por qué Beethoven?
-
Norman Lebrecht.
*¿Por qué Beethoven?*
* Un fenómeno en cien obras.*
Traducción de Barbara Zitman.
Alianza Música. Madrid, 2024.
*¿Por qué Beethoven? E...
Hace 5 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿QUÉ OPINA USTED?