viernes, 30 de abril de 2010

JORGE ERNESTO LEIVA Y LA ESENCIA DE LA POESIA

“Arte es dar cuerpo a la esencia de las cosas; no copiar su apariencia”
SANTINO

No es fácil llegar a la esencia de los objetos. Estos tienden a revelarse tras escrutinios y asedios. Pero a veces lo misterioso es simple manifestación. Como aquella ocasión en que llegó a mí un libro de Jorge Ernesto Leiva Samper.


Antes, había escuchado alguna reseña y unos poemas en la voz del profesor Jorge Ladino Gaitán; asimismo, algunos datos del autor en conferencia ofrecida por él en la Universidad del Tolima. El fallecimiento, en 2008, de Jorge Ernesto Leiva (nacido en Ibagué en 1936) significa también la aparición de una obra basada en una solida posición ante el mundo, desde el compromiso social, lo pasional y amatorio, pero también desde el pensamiento filosófico.


Su vida fue toda una aventura. Algunos lo han llamado mitómano, fabulador, historiador, narrador, poeta. Su actividad académica, lo llevó a participar en los movimientos estudiantiles en París. Tras Mayo del 68, viajaría por Europa y Asia. Fue allí donde participó en la llamada Revolución Cultural China.


Sus versos son reconocidos por la madurez de su contenido. Por ello fue recopilado en varias antologías de poesía colombiana. Además de ser traducido al sueco, francés, inglés, chino, y es considerado como una de las voces más brillantes tras la generación de “Mito”. Veamos un poema de su libro “Diario de Invierno”.

ESTE INVIERNO

Este invierno como un oso blanco
quiere siempre detener nuestro paso
el pobre viejo Gerard fuma su pipa
y escupe en el charco
donde su vida parece que se consumiera.
Este sol de invierno
es una fruta de menta que no alegra
me lavo los cabellos con agua de rocas
y en los bulevares
la nieve quema mis labios de trópico
estas manos de mestizo blanco
las lanzo al aire, las libero
para sentir entre la sangre
esa alegría de festejos glaciales.
El viejo Gerard me entrega su amistad con una sonrisa.
Tanto invierno en la vida de Gerard

¿Quién es el viejo Gerard? Se trata de un ser del anonimato. Una víctima de la soledad más depravada y ruin que lo consume lentamente. El olvido lo corroe. El viejo Gerard es un ser perseguido por la sombra de su soledad. Tanta soledad no es buena para el Hombre. No en un mundo donde se siente una multitudinaria desolación. Y nada más desolador que la constancia de la nieve cayendo invierno tras invierno: tiene un aroma triste ésta estación.


Por eso se aferra el viejo Gerard a cualquier extraño transeúnte. Una sonrisa le es suficiente para no naufragar en ese océano de sombras blancas que es su vida, un océano glacial, con un sol gélido que penetra su existencia con rayos azules y hace desangrar la esperanza.


En este poema subyace la voz de los acallados, de los solitarios, de los anónimos, no como un reproche por la bestialidad absurda de la guerra, o la contradicción de un mundo pensado para seres sin vida, sino como un grito silencioso que surge de lo más recóndito del ser, en las más ignotas regiones donde se forja la ebullición de toda relación metafórica.


Es en esa dirección, quisiera validar la metáfora en la poética del Leiva Samper, pues logra instaurar una realidad aparte. Sus dominios están donde yace la unión de los opuestos. Su fuerza vive allí donde la lógica teme ingresar: en los abismos del ser humano, en los acantilados del tiempo, en la vastedad infinita del cosmos, en los misterios de la vida en el universo.

Las comparaciones consientes son sucias, metáforas simples que son en extremo realistas, planas, lineales; se basan en conceptualizaciones, ejemplifican, son didácticas e inclusive moralizantes. Pero la creación poética de Leiva Samper es búsqueda de las esencias. Es la posibilidad de hallar el propio lenguaje, la sibilina voz de la interioridad. ¿Y qué son las esencias? Pues lo esencial es la posibilidad de encontrar la verdad interior. Pero no se trata de la verdad aristotélica, es decir, lógica y matemática. Pues el arte es una mentira. Se habla de la “mentira poética”, retórica, metafórica. O, lo que es una verdad aparte de la razón positiva. Quizá, para no sucumbir en la verdad tenemos la mentira del arte. Tenemos la esencia de la poesía.

POR: VICTOR HUGO OSORIO CESPEDES

Ficha Del libro: LEIVA SAMPER, Jorge Ernesto. Diario de Invierno. En el libro, “La Siesta de los Dioses”, publicado por: Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. (2002)


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