martes, 31 de mayo de 2011

EN BUSCA DE BOLÍVAR DE WILLIAM OSPINA. UNA BREVE MIRADA

La proximidad a un personaje histórico, dice William Ospina en la paginas finales de En busca de Bolívar, no la garantiza la abundancia de información relevante sobre él. A veces –agrega–, los detalles más triviales develan una mayor cercanía, por cuanto sacan a flote la lánguida condición humana que, en ocasiones, suele perderse en las biografías.
Puede que no sea la razón fundamental, pero en esta reflexión podrían encontrarse algunas pistas que sustentarían la exploración realizada por Ospina sobre Simón Bolívar; específicamente, justificarían las variadas y ricas descripciones de algunos momentos de su vida. Digresiones que, de forma inevitable, amalgaman a un Bolívar menos Libertador y más humano, menos cercano al pedestal que le ha otorgado la Historia y más próximo a los límites con la cotidianidad.
De hecho, el género en que se inscribe el libro brinda variadas posibilidades, las cuales son bastante exploradas por Ospina. Al no ajustarse a los requerimientos de la novela o la biografía, sino a los parámetros del ensayo literario, el escritor deambula por las demarcaciones impuestas por otros. Por esto, sus voces enriquecen el texto, lo dotan de matices, proporcionando un sustrato del que se levantan diferentes percepciones del Libertador. Representaciones de las cuales Ospina extrae lo más humano, destacando los detalles más ínfimos y menos importantes.
En un apartado de su texto, el escritor colombiano, aludiendo a la voz de Perú de Lacroix, el confidente del Libertador, quien compiló algunas de sus intimidades mientras esperaba el resultado de la Convención de Ocaña, sustrae algunos pormenores del mantuano; concretamente, rememora un episodio en el cual Bolívar “reafirma su posición superior en el ejército”, pero no por “el camino fácil de la autoridad y la imposición sino exponiéndose a sí mismo a un peligro extremo”: Bolívar, pese a que no logró ganarle al coronel Martel, cruzó el Orinoco ante la mirada de sus hombres, con los brazos atados, lo cual exalta, por una parte, su tenacidad, fuerza física y destreza, y, por otra, su capacidad para ganarse el mando y simpatía de sus allegados.
Otro elemento que subraya la exploración emprendida por Ospina, es el titulo. En busca de Bolívar representa, de entrada, una indagación por entre los trastes viejos de una que otra biografía y texto histórico para encontrar las pequeñeces de lo humano. Palabras y líneas de otros quienes se han dedicado a la vida de Bolívar son los objetos que Ospina ausculta; de estas desentraña minucias significativas que proyectan al Libertador más allá del guerrero o el estadista, y lo convierten en un mero Simón de apellido Bolívar.
“Hay que verlo haciendo cabriolas sobre un caballo ante un grupo de llaneros, y despertando con ello la indignación del experimentado Miranda, quien sentía que esas indisciplinas no permitían formar nunca un ejercito competente”, referencia Ospina cuando describe una de los tantos impulsos que caracterizaron a el Libertador.
De igual forma, William Ospina logra dibujar el trasegar del opulento venezolano entregado a la idea de la libertad. Como telón de fondo, la vida de Bolívar se asoma en la mayoría de las páginas del texto. La pluma del escritor, entre hazañas grandiosas y detalles minúsculos, escribe y rescribe los episodios más significativos de su existencia. De esta manera, encadena secuencias de motivos que hilan sus amarguras y victorias, sus desdichas y bienaventuranzas, sus progresos y traiciones, cuyo eje trasversal es el empuje de un hombre que se resigna a sucumbir ante los fracasos. Por esto, la historia de Bolívar, como lo sugiere el escritor colombiano, no es la historia de grandes proezas, ni es propiamente la libertad de cinco naciones, es la historia de un hombre persistente, terco y pujante quien no se dejó doblegar por las adversidades.
A partir de todo lo anterior, se podría objetar que William Ospina minimizó u omitió el genio militar de Bolívar, o anuló el proyecto político que definió su accionar, en tanto son los rasgos que lo definen, y mas bien se dedicó a disertar en torno a un personaje histórico tan humano como aquellos harapientos que lo acompañaron en su gesta. Sin embargo, ¿De qué sirve seguir destacándolo, glorificándolo o degradándolo si para eso se encuentran las estatuas o los libros que lo condenan? Afortunadamente, el texto representa un Bolívar terrenal sujeto a los dictámenes de las pasiones humanas. Es decir, Ospina sugiere otra mirada del jinete de América.
En este sentido, y desde el ángulo de los historiadores y políticos, En busca de Bolívar tal vez no represente gran cosa, y corresponda a la moda impuesta por el bicentenario de la independencia, pero expresa otra perspectiva para acercarse a Bolívar, especialmente para reconocer en él un caudal de fuerza transformadora, indoblegable ante la presión contrarevolucionaria y perseverante en la consolidación de un ideal de emancipación y bienestar.
Juan Gabriel Bermúdez

2 comentarios:

  1. Juan...una vez me dijiste sobre tu falta de capacidad en la elaboración de textos. Y francamente, hoy, después de un un gran tiempo requerido para desmentir (a toda voluntad mía) aquella afirmación, puedo confirmar, con bastante regocijo, que es falsa modestia la que una vez pronunciaste. Puedo ver que las palabras te fluyen por la mente y resbalan en tus dedos, con este análisis, lleno de admiración, puedo felicitarte sin miedo a equivocarme, por este y tus otros tantos textos.

    Aura Núñez.

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