martes, 2 de marzo de 2010

UNA REEVALUACIÓN PARA REGIÓN Y CULTURA

Siempre se convertirá en una celebración el lanzamiento de propuestas académicas dentro de escenarios tan imprescindibles como el universitario, porque estas iniciativas fortalecen la dinámica de discusión y reflexión de un objeto de estudio en particular. Asimismo, se entiende que para llegar a un punto superior donde pueda dársele continuidad al proceso académico, debe existir un leve grado de organización que luego de varios encuentros permitan señalar el quehacer del naciente colectivo, el cual le apuesta a la construcción de conocimiento y a la búsqueda de posicionar su voz por medio de la difusión de las producciones internas. Tomen la figura de grupos, parches, combos, centros de estudios u otra nominación, estos escenarios serán bienvenidos en nuestros centros de educación superior.

Con base en esto, he visto nacer diversas iniciativas. No sólo ésta, denominada Grupo de Estudios en Literatura Colombiana. En varias universidades del país, compañeros de diferentes programas han desafiado el fenómeno de la dispersión y la pereza mental, constituyendo así escenarios dignos de admirar por el reconocimiento que adquieren día tras día.

En Neiva, hace dos años, tuve la oportunidad de compartir con algunos compañeros de Lengua Castellana algunas cuestiones de nuestra disciplina. Uno de ellos, me obsequió una publicación de un grupo al cual pertenecía, olvido el nombre, asegurándome que el producto ofrecido –la revista– bien valía la pena ser llevada a diferentes círculos académicos del Tolima por tratarse de una propuesta apreciable que articulaba la literatura –hizo énfasis en el carácter regional de ese número, José Eustasio Rivera y la cultura San Agustín, sus pilares más fuertes– con la filosofía y la política.

Es de esa iniciativa impresa que deseo hablar. REGIÓN Y CULTURA. En el centenario construimos identidad que tiene su seno en la USCO (Universidad Surcolombiana). La mencionada revista da cuenta a los lectores de una serie de reflexiones en torno a la realidad del momento –aclaro que dicho “momento” corresponde al 2005– el cual se encontraba cercana la inminente reelección de Álvaro Uribe Vélez y todo lo que esto conllevaba.

Al mismo tiempo, soporta como base central el problema de identidad del colombiano, causa estimada de su comportamiento sumiso ante los graves problemas que lo atraviesa, por lo cual la publicación desea referenciar la obra de J.E Rivera como punto de partida hacia una nueva concepción de ver el país, aunada con el valor cultural que nos dejó la extinta y casi olvidada cultura san agustiniana, de la cual sólo se menta para promocionarla como interés cultural.

Confieso que es complejo el reto que quisieron plantear los compañeros –por no decir, camaradas– en su revista. Por más que la leo, no logra darme otra pista de propuesta. Ni siquiera aquella que quisieron posicionar sobre la Identidad, San Agustín, J.E Rivera. Apenas un artículo menciona lo anterior. Su editorial, es un panfleto en contra del gobierno de turno, tanto local como nacional.

¡Y qué decir de los textos literarios que refiere! ¿Dónde queda la literatura en la bien referenciada revista? ¿Existen aportes literarios o artísticos que pudieran señalarse de la publicación? Si, y he ahí la cuestión: la literatura, en Región y cultura, está al servicio de la denuncia, del posicionamiento político e ideológico, en últimas, de un sesgo panfletario y contestatario, lo cual restringe el inconmensurable valor estético que bien pudiera contener cada texto.

Sociólogos, poetas ex guerrilleros, reclutadores de versos, periodistas antifascistas, futuros promesas narrativas juveniles que se abren paso luego de la participación de un concurso de mini cuentos, son los llamados a poner la voz literaria en lo más alto de la revista. Estos componentes esenciales, se alían en perfecta consonancia en contra de un enemigo común: el capitalismo.

El ejercicio que pretende la revista, este es, poner a consideración las graves problemáticas que vivimos bajo la lógica de la denuncia, lo comparto plenamente, en tanto permite agitar la discusión entre los círculos académicos por cuanto define el verdadero quehacer de la intelectualidad en torno a las problemáticas sociales que aquejan en nuestro contexto.

Una academia alejada de las duras dinámicas que la realidad posee, no es un referente adecuado, toda vez que la Universidad promueve el ejercicio de la crítica en aras de construir propuestas serias de cambio. En lo que no estoy de acuerdo es que sea la Literatura el lomo en donde descanse ese peso inconmensurable de la crítica, la denuncia, por lo que sé de antemano en qué terminará el fruto de tal labor: en un pasquín indeseable, olvidado y presto a extinguirse.

Cada vez considero que los pensadores de izquierda, no todos hago claridad, subvaloran la literatura, poniéndola al servicio de la simple denuncia, dándole un lugar menospreciable que el de ser “simple espejo de la sociedad oprimida por el sistema”. Quizá desconocen en ella, demasiado contenido estético que nos reafirma que este arte es el más sublime por tratarse del que emana de nuestro puño y letra. He aquí algunas muestras:

CONSEJO
No olvides nunca
que los menos fascistas
de entre los fascistas
también son fascistas
[Roque Dalton. Poeta y ensayista salvadoreño (1935 - 1975)]

DISCURSO INAGURAL PARA UN PLAN DE DESARROLLO
Convoco a nombre de nuestros sueños / a todos los creyentes y descreídos / a adoradores de la gota de rocío / a los que no se atreven a desear la mujer del vecino / la casa del barrio / la huerta del campo / al parque de la esquina / a los que olvidaron el juego / y aprendieron la guerra / a los olvidados entre los olvidados / a los que nunca olvidamos / …. A todos esos desgraciados yo prometo construir serenamente / el paraíso de nuestros sueños / y el cementerio de nuestras pesadillas / ¡Qué viva el Plan de Desarrollo!
[Gonzalo Escobar. Sociólogo Universidad de Caldas]

Debo advertir que no todo puede ser declive en esta publicación cuando de escritores se habla. William Ospina es la excepción. “El TLC y la globalización” junto con “Entre el amor y la violencia” son las producciones seleccionadas para este ejemplar del consagrado escritor tolimense. La primera, una ponencia ofrecida en el marco del XIII Encuentro de Escritores; la siguiente, unas reflexiones sobre La vorágine, obra de J E Rivera. Hicieron bien, en cierto modo: en Ospina se logra condensar literatura, Historia y política de una manera clara, acudiendo al ejercicio crítico sin sesgos partidarios o ideológicamente marcados, demandando al análisis pleno que permite entrever nuestra forma de concebir el mundo, todo desde la dialéctica, en un ejercicio intertextual ejemplar.

Esa pues ha sido la valoración que posiciono sobre Región y cultura. Así, el primer objeto de discusión que a mi juicio deberían dar los integrantes de un espacio de este tipo es el de determinar cuál es el carácter que asume la revista, folleto, periódico, etc. en términos de su objeto de estudio con relación a la política o marcas ideológicas de sus integrantes. Todo para evitar este tipo de cuestiones que permearon Región y cultura y sobretodo, tratar de valorarla como una “propuesta interesante sobre literatura regional” tal cual me dijeron antes de recibirla.

Juan Carrillo A.
juanelcaibg@gmail.com

Referencia
REGIÓN Y CULTURA En el Centenario construimos identidad. OTI IMPRESOS. Neiva, Noviembre 2005.

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