Con el cuento “La noche de la Trapa”, Germán Espinosa se da un lugar dentro una de las primeras antologías de narradores colombianos de Ciencia Ficción (Contemporáneos del porvenir). Pese a que este relato había visto la luz hace algún tiempo (La noche de la trapa, 1965), René Rebetez lo revitaliza como un homenaje a la “pluma magistral” del escritor cartagenero.
Un narrador en tercera persona, un personaje redondo que constantemente le “arrebata” la voz al narrador y uno plano que escucha su historia, la cual remonta al lector a un pasado cercano y que culmina en un presente inmediato, configuran los elementos estructurales que definen “La noche de la Trapa”.
Amparados por la penumbra de un viernes de marzo y entre las paredes de una celda del Monasterio de Nuestra Señora de la Trapa, Melchor de Arcos, un biólogo egresado de la Sorbona, reconocido en el mundo como el profesor Arcos y respetado investigador en el campo de la ecología, sostiene una conversación con Fray Roberto de Claraval, el monje superior del monasterio. El profesor le solicita su aceptación dentro de la orden que él preside, puesto que desea desalojar de su espíritu una serie de intrusos, quienes desde hacia un tiempo lo venían atormentando. Sin más remedio el Fray lo admite. Sin embargo, para Melchor esto no representa la posibilidad de un vejez tranquila, tan solo un encuentro mas con esos intrusos que lo abruman: estaba frente a uno de ellos.
Todo comenzó cuando el profesor Arcos regresa de la Sorbona. Venia lleno de ideas innovadoras. Desgraciadamente una de estas lo llevó al abismo. Se le ocurrió asimilar a dos antropoides al género humano, es decir transformar a dos chimpancés en hombres. Paulatinamente lo fue logrando: generó en ellos transformaciones anatómicas y psíquicas. Pero, durante el proceso, uno de los simios, al que había bautizado como Chip, escapó. Ahora se encontraba solo con Chop, que logró exitosamente convertirse en humano, tan humano que, en la propia cama de su creador, gozaba de su esposa. Por esto Melchor de Arcos le descargó un tiro de su pistola, el cual lo mató casi instantáneamente. Desde entonces, una serie de cavilaciones relacionadas con su nivel de culpabilidad y los alcances de su asesinato, lo rondaron permanentemente.
Sin saber del futuro de Chip, el simio que escapó, Melchor de Arcos emprende la búsqueda de una vida serena. Se encontraba solo, ya que su esposa había muerto y sus hijos se habían convertido en brillantes profesionales. Por ello, se acercó al Monasterio de Nuestra Señora de la Trapa a solicitar su admisión. Cuando lo logró, Fray Roberto, con quien conversaba, le hizo una confesión reveladora. Se encontraba ante Chip, uno de los tormentos de su vida.
De esta manera, Germán Espinosa reduce el trecho existente entre el desarrollo científico-tecnológico y la literatura. Los imbrica de tal manera que desplaza la posibilidad de inverosimilitud. Sugiere un impresionante mundo que, sin desprenderse de los ambientes cotidianos, modernos y premodernos, se consume en los desafueros de la ciencia, en el deseo del hombre por equipararse a Dios.
Gabriel Bermúdez
Ficha del libro: Espinosa, Germán. “La noche de la Trapa” En Cuentos completos. Bogotá: Alfaguara, 2006.
John Tresch. La razón de la oscuridad de la noche
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John Tresch.
*La razón de la oscuridad de la noche.*
Traducción de Damià Alou.
Anagrama. Barcelona, 2024.
*A principios de febrero de 1848, los periódi...
Hace 2 días
Es un excelente cuento, gracias por este texto me ayudó a entenderlo mejor.
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