Aunque pueda ser considerada como poco creíble, esta fue la respuesta dada por el escritor a su personaje principal en un pasaje de la narración, cuando este último maldice su destino, poniendo en duda las determinaciones de su creador. Dicha situación se presenta en la novela El resto es silencio (1993) del cucuteño Carlos Perozzo, título de por si Shakesperiano, y del cual podemos tener referencia directamente en la voz de Hamlet. De entrada se identifica la pasión que mueve al autor: el arte literario en general.
La novela cuenta la vida azarosa de Jorge Eliecer Altuve Plata, docente de Historia y Literatura, luego de pagar una condena de treinta años en la cárcel La Picota de Bogotá, por un delito que la sociedad y él creyeron cometido, pero que en realidad nunca ocurrió: el asesinato del alcalde de su pueblo natal – Puerto La Antigua –. Tras su reintegro a la vida civil, su destino incierto lo lleva a conocer las calles, los lugares y las gentes de una ciudad caótica, perversa y desaforada como lo es la “caputal” –término propio del autor– de la República; incluso, este peregrinaje hostil lo lleva a la verdad y darse cuenta del complot maquinado por su esposa –que lo indujo al crimen– y a la verdad sobre el supuesto muerto. Al final decide volver y acabar “de nuevo” con aquel hombre, poniendo fin a esa incertidumbre.
En la novela, el resquebrajamiento del hombre, la sociedad, el Estado y la Iglesia es evidenciado constantemente, a tal punto que se insta a creer en lo único consecuente que tiene la humanidad en su trasegar histórico: la inevitable destrucción. Para referirse a ello, Perozzo forja un estilo que sugiere irreverencia, pues la experimentación con el lenguaje se articula con la ironía, el sarcasmo, el humor negro y la burla mordaz. Aunado a esto, la obra figura bastante entretenida y dinámica –a pesar de su extensión– al lector. Sin embargo, hay momentos en la misma que exigen un detenimiento certero por cuanto las reflexiones hechas allí pudieran contraponer y juzgar los ideales y convicciones de quien la lee.
La novela cuenta la vida azarosa de Jorge Eliecer Altuve Plata, docente de Historia y Literatura, luego de pagar una condena de treinta años en la cárcel La Picota de Bogotá, por un delito que la sociedad y él creyeron cometido, pero que en realidad nunca ocurrió: el asesinato del alcalde de su pueblo natal – Puerto La Antigua –. Tras su reintegro a la vida civil, su destino incierto lo lleva a conocer las calles, los lugares y las gentes de una ciudad caótica, perversa y desaforada como lo es la “caputal” –término propio del autor– de la República; incluso, este peregrinaje hostil lo lleva a la verdad y darse cuenta del complot maquinado por su esposa –que lo indujo al crimen– y a la verdad sobre el supuesto muerto. Al final decide volver y acabar “de nuevo” con aquel hombre, poniendo fin a esa incertidumbre.
En la novela, el resquebrajamiento del hombre, la sociedad, el Estado y la Iglesia es evidenciado constantemente, a tal punto que se insta a creer en lo único consecuente que tiene la humanidad en su trasegar histórico: la inevitable destrucción. Para referirse a ello, Perozzo forja un estilo que sugiere irreverencia, pues la experimentación con el lenguaje se articula con la ironía, el sarcasmo, el humor negro y la burla mordaz. Aunado a esto, la obra figura bastante entretenida y dinámica –a pesar de su extensión– al lector. Sin embargo, hay momentos en la misma que exigen un detenimiento certero por cuanto las reflexiones hechas allí pudieran contraponer y juzgar los ideales y convicciones de quien la lee.
El resto es silencio instaura una propuesta narrativa alternativa a las conocidas en la literatura colombiana, en tanto está suscrita a la exploración descarnada de la urbe y de su imaginario; del mismo modo, la novela trata de jugar con la palabra, haciendo que dicho fenómeno haga atractivo cualquier intento de análisis.
La producción artística de Perozzo hace meritos para que sea mirada con un poco más de cuidado por los estudiosos y académicos, pues en realidad el aporte que hace a nuestro legado literario logra superar las fronteras del provincianismo, haciendo interesante la mirada sobre la vida en la ciudad.
La producción artística de Perozzo hace meritos para que sea mirada con un poco más de cuidado por los estudiosos y académicos, pues en realidad el aporte que hace a nuestro legado literario logra superar las fronteras del provincianismo, haciendo interesante la mirada sobre la vida en la ciudad.
Juan Eliécer Carrillo A
Ficha del libro: Perozzo, Carlos. El resto es silencio. Bogotá: Editorial Planeta, 1993.
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