En este contexto, surgieron varias antologías y compilaciones. La Biblioteca Libanense de Cultura, por ejemplo, es una muestra fehaciente, que en once volúmenes intenta recoger la narrativa y la poesía más significativa de algunos escritores del Líbano, entre quienes se destacan Eduardo Santa, Celedonio Orjuela, Alberto Machado, Fabio Morales Restrepo y otros.
El volumen número nueve de esta biblioteca, titulado Primer viernes y otros cuentos, se encuentra dedicado a José Bercelio Forero Ángel, un escritor cuya producción se había filtrado en los concursos de cuento, especialmente en el Concurso Nacional de Cuento “Ciudad de Barrancabermeja”, y en el cual tuvo la oportunidad de clasificar entre los finalistas, destacándose con El cadáver de mi abuelo en 2001 y Salomé en 2002.
Compuesto por diez narraciones, Primer viernes y otros cuentos reelabora varias situaciones propias de la condición humana, pero desarrolladas en la atmosfera de la provincia y la ruralidad: la mujer solitaria ávida de satisfacer la ausencia de su esposo, la angustia originada por la partida de un ser querido, las desviaciones sexuales de un músico empírico, el ascenso en la escala social por vía de la ilegalidad y otras que reivindican personajes comunes y corrientes quienes transitan por calles escarpadas y la plaza central de un pueblo.
La mayoría de los títulos con las que inician las narraciones son un buen abrebocas para el lector. Por ejemplo, “Alegro Crescendo”, “Regreso a Casa”, “Primer Viernes”, “Hastío” y “Desagravio” se inscriben en esta línea, por cuanto encubren, en primera instancia, la historia que narran los textos. Sin embargo, una vez abordados su sentido se devela y quien los lee establece la relación directa con el título, el cual encierra un ápice del contenido de las narraciones.
Por otra parte, son cuentos que privilegian diferentes narradores y puntos de vista: unas veces parten de los recuerdos de un adulto, un joven o un niño y en otras ocasiones favorecen un narrador omnisciente que de vez en cuando le brinda a los personajes una oportunidad para intervenir. Además, los enriquece con numerosas digresiones que proporcionan detalles importantes y una que otra alteración temporal que le otorga a los relatos una ruptura con la linealidad en la que a veces se sumergen.
De igual modo, una porción considerable de los relatos encuentran en el pueblo, asumido como espacio, un punto de confluencia. Este es configurado, no solamente con las descripciones necesarias y pertinentes, sino también, con las actitudes de los personajes, quienes se comportan como los pueblerinos que son, y con descripciones mínimas acerca de la vestimenta que usan, la cual pone al descubierto la ausencia de la urbanidad desarrollada.
Finalmente, Primer viernes y otros cuentos, en medio del realismo que lo caracteriza, ofrece, por los puntos de vista explotados, una mirada diferente de la vida y sus conflictos. ¿Cómo concibe una relación sentimental un joven? ¿Cómo se ven los problemas desde el punto de vista de un niño? ¿De qué manera una madre siente a través de la voz de su hijo menor? Son algunas de las preguntas que abordan los cuentos. De esta forma, exploran la condición humana a través de otros ojos, quizás los no muy notables en otrora, pero que en esta ocasión tienen un lugar.
Puede que los relatos de José Bercelio Forero Ángel se etiqueten como literatura regional, pero merecen ser leídos, ya que desde la experiencia periférica logra un acercamiento a la vida humana, la cual, e independiente del espacio y el tiempo, se define por tensiones, euforias, tristezas y desgracias que logran edificar Primer viernes y otros cuentos.
Gabriel Bermúdez.
Forero Ángel, Bercelio. Primer Viernes y otros cuentos. Biblioteca Libanense de Cultura. Bogotá: Códice, 2006.
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