
De esta
manera, Fernando Soto Aparicio, en su novela Viaje a la claridad -novela poco mencionada- nos mostrará cómo las visiones, los silencios, los
delirios y otras imágenes que se encuentran en las desesperaciones del ser, van a estar presentes en la
historia de una niña que se encuentra entre los doce y catorce años que será violada por su padrastro Satanael –nombre sugestivo por caracteres
gramáticos de Satanás-. La novela tendrá
como estructura un analepsis, donde las primeras palabras o imágenes, se verán
en una camilla, con una persona en una especie de estado de coma: “… Se le dificulta la respiración y quiere
salir, mover la cabeza, abrir los labios y gritar cualquier cosa para que
comprendan que está a punto de morir.” (p. 7) la etapa de coma va a
reaccionar de manera latente durante todo el relato, ya que su estado es
causado por el parto que ha dejado la violación.
Dentro de
este estado de coma, ella reflexionará y recordará su vida, maldecir a su padrastro, y “…sentirá asco y nauseas y ´el mismo acabará escupiéndose,
´el mismo terminará condenándose, ´el mismo se lanzará de cabeza a las pailas
en que el Diablo moja su hirsuta brocha de su cola.” (p. 14) En estas
reflexiones van ha establecerse constantemente y a sentirse como un animal
condenado, como si estuviese pagando una culpa de los cielos, porque para ella
lo que tiene en el vientre es “… un balón
de fuego, …” (p.23).
Patricia,
nombre de la niña que nos relata la historia, es una persona que se ha criado
en varios hogares, ya que su madre trabaja en casas haciendo oficios varios
desde que su primer marido falleció. Con
ello, desesperada decide casarse con
Satanael, ya que puede otorgarle un seguro económico para ella y su hija. Las
cosas van sucediendo poco a poco. Patricia logra tener amigas y logra perderse
en lecturas literarias, y conceptos que la llevarían a mucha confusión que en
el relato logra tejer la historia: “Supo
que existía la palabra “fornicación”, pero no encontró en ninguna parte su
significado.” (p. 39) dentro de todo
ello, crea un personaje que la acompañará hasta cierto punto del relato, y
después de una discusión con un compañero “… Y desahogó
con Equis la cólera de que estaba llena” (p. 28) porque “… de repente, yo soy Equis.” (p.72). Equis se convierte en su única compañía,
y a la vez, etimológicamente, el nombre configura un símbolo varonil (caballo),
un símbolo según los análisis
freudianos, en una construcción sexual, ya que el personaje del relato en
varias imágenes de remembranza va a ser
una atracción sexual y por ende un campo de provocación para Satanael cuando lo
espía con sus amantes: “ Madreamor se
acerca a Satanael y ´este le abraza y la besa y después –despierta su lascivia-
se restrega contra ella. “ (p. 32)
Dentro de
todo ello, y la forma de como ha sido violada “Satanael sigue despojándola de su ropa, y cuando queda desnuda se
abalanza sobre su pequeño cuerpo… pero de repente no es ya Satanael. Es el
búho, con su enormes ojos…” (p. 134) se van a presentar unas reflexiones
acerca de un reino que no es de este mundo, sino un reino infernal y que para
ella, le pertenece a la persona que tomó su cuerpo de forma sangrienta, porque
“… no habrá violetas que puedan alimentar
se con la savia podrida de su sangre.” (p. 58), es decir, que ni la muerte
de Satanael podrá limpiar su cuerpo putrefacto de dicho cometido, ya que él,
como se dijo antes, pertenece a otro reino: “ Mi reino está preparado para incinerar su cuerpo. Por cada uno de sus
espasmo solitarios permanecerá un año más en mis dominios, y la echaré a la
turba de los demonios para que con ella apaguen su sed milenaria. “ (p. 84). Es este misterio que esconde la historia sobre
la fauces de la muerte de Satanael y su reino oscuro, y que el lector tendrá
que descubrir.
Finalmente,
en el estado de coma que se encuentra mientras el parto se manifiesta en
delirios, en círculos que Soto Aparicio nos muestra para contar la historia de
una sociedad temerosa, vulnerable frente un patriarcado, “Ella despierta cuarenta y ocho días después de haber cumplido sus
quince años” (p. 131). La criatura ha nacido, algo impuro desde los
intersticios de la reflexiones de Patricia, pero dentro de todo ello, y al
final, va a reaparecer Satanael.
LUIS
FERNANDO ABELLO
FICHA DEL
LIBRO: Soto, Aparicio, Fernando. Viaje a
la claridad. Biblioteca de literatura colombiana, Editorial Oveja negra.
1985.